¡CUÉNTAME TU CUENTO!
¡Cuéntame tu cuento! Me dice esa vocecita infantil, que no quiere escuchar historias de otros; ni de princesas despojadas de su realeza o niños que se pierden y encuentran animales que hablan, enanitos o casitas de chocolate.
Me pide que le hable de mí. De mi vida; de historias tristes o alegres, pero mías.
Para ella lo importante es que la protagonista del cuento sea yo.
Rebusco entre mis historias de infancia y le relato algunas de ellas, sabiendo que mis palabras no forjarán un recuerdo en su memoria pero acunarán su sueño.
Cuando ya consigo que se duerma empiezo a pensar en todas esas personas que pasan por nuestras vidas sin querer realmente conocer “nuestro cuento”, y sin embargo a una niña tan pequeña le resulta imprescindible para dormir feliz.
(Debería ser obligatorio en la consciencia de cada uno no dejar de aprender de los niños)
Y yo – que soy una curiosa sin remedio – quiero conocer vuestros cuentos. Hasta en los detalles más insignificantes.
¡Mejor con detalles insignificantes!
Porque esos son los que realmente construyen una personalidad y me ayudarán a conoceros de verdad.
Venga... ¡Cuéntame tu cuento!
Nota: mi sobrina Marta siempre me pedía que le contase mi cuento antes de dormir. ❤
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